Casi todos los informes y
estudios en materia de educación coinciden en situar a España a la cola en este
tipo de estadísticas, y contamos con uno de los índices más altos de fracaso y
abandono escolar a nivel mundial pero ¿a qué es debido? A mi modo de ver,
existen varios aspectos que influyen en ello:
- Políticas educativas: Objetivo… ¿mejorar la educación?
Han existido múltiples cambios en
las políticas educativas durante el período democrático en nuestro país para,
en teoría, intentar mejorar los problemas de la educación en España. Pero la
realidad es que ninguna ha logrado terminar de solventar estos problemas. En
lugar de ello, estas reformas parecen centrarse más en componentes partidistas
que subyacen las ideas políticas del gobierno de turno.
- Ausencia de consulta y consenso para llevar a cabo esas
políticas
En
relación con el punto anterior, cabe señalar que, sorprendentemente, nadie
consulta a la propia comunidad educativa a la hora de desarrollar reformas en
materia de educación. Parece lógico pensar que serán los que día a día llevan a
cabo el proceso educativo (profesores, familias y los propios alumnos) quienes mejor
sabrán lo que se necesita en este aspecto, pero la realidad es que su opinión
no cuenta para desarrollar las leyes por las que posteriormente deberán
regirse.
- Reducción de la inversión en educación y desprestigio de
la escuela pública
Cada
vez se invierte menos en educación, lo cual se traduce en mayor ratio de
alumnos por clase, dificultando la labor educativa y haciendo prácticamente imposible
la asistencia a alumnos con necesidades educativas especiales. Por ello, muchas
familias optan por la educación privada o concertada, dejando que se concentre
en en la escuela pública un gran número de alumnos con necesidades o en
situación de desventaja social. Así, la equidad y heterogeneidad de la escuela
pública se convierte en punto negativo, en lugar de valorar dicha
heterogeneidad como uno de los valores importantes que los niños deberían
aprender en el colegio y trabajar para que todas las personas tengan la
posibilidad de disfrutar de una educación de calidad.
- Déficit en formación del profesorado y desprestigio social
de la figura del profesor
En
España, para cursar los estudios de magisterio se necesita la nota de corte más
baja. Además, existe un generalizado menosprecio hacia dichos estudios, pues se
piensa que es una carrera “fácil” que eligen únicamente los alumnos cuando sus
notas “no alcanzan” para estudiar otra carrera. En cuanto a los profesores de
educación secundaria, a pesar de poseer extensos conocimientos en la materia
que imparten, carecen de habilidades y competencias pedagógicas para
desarrollar de manera óptima el proceso de enseñanza.
- Desvinculación de la familia en el proceso educativo
Las
extensas jornadas de trabajo dificultan en muchas ocasiones la necesaria
vinculación de los padres en el proceso educativo de sus hijos, tanto en lo que
se refiere al contacto con el centro educativo como a la educación de valores
en casa.
- Paradojas de nuestro sistema educativo
Tras esta evaluación de nuestro
sistema podríamos pensar que la cualificación de las personas en nuestro país
es muy escasa, pero paradójicamente somos uno de los países con mayor volumen
de población sobrecualificada en el mercado laboral. Además, nuestros alumnos
permanecen en la escuela multitud de horas.
Teniendo
estos elementos en cuenta, cabe preguntarse: ¿es posible cambiar el sistema a
otro que logre definitivamente acabar con estos problemas? ¿Hay algún país que
lo haya conseguido?
En
contraposición a España, Finlandia suele situarse a la cabeza en los estudios
de educación. Sin embargo, los niños permanecen menos horas en el colegio y la
educación privada es prácticamente inexistente. Parece ser que el cambio no
debe darse únicamente en el trabajo en el aula, si no en el pensamiento de la
población a nivel social.
- Políticas educativas: Consenso entre comunidad educativa y
gobierno y reformas a largo plazo
El
gobierno finlandés tiene en cuenta la opinión del profesorado para llevar a
cabo sus políticas educativas. Además, los cambios de gobierno no se traducen
en cambios de legislación en este sentido. Existe un consenso entre los
diferentes grupos políticos y la sociedad en general en materia de educación.
- Inversión en educación y apuesta por la educación pública
No
existe una gran diferencia en la cantidad de impuestos que se pagan entre
Finlandia y España, pero sí en la inversión que con esos impuestos se hace en
materia de educación. Los finlandeses perciben la educación como algo
imprescindible a lo que toda la población debe tener derecho. El 98% de las
escuelas finlandesas son públicas y completamente gratuitas. Ni siquiera es
necesario pagar por el comedor o los materiales escolares. No existen centros
en los que se concentre un mayor número de alumnos con necesidades educativas
especiales. Todos los centros son heterogéneos, existe diversidad que además es
vista de manera positiva, pues es una forma de aprender a convivir con personas
de diferentes orígenes y clases sociales, con diferentes dificultades y
capacidades. Además, la ratio de alumnos es mucho más baja, con unos 20 alumnos
por clase, y existen suficientes profesores de apoyo o refuerzo para alumnos
con necesidades especiales.
- Amplia formación del profesorado y gran prestigio social
de la figura del profesor
En Finlandia,
la figura del profesor cuenta con un gran prestigio a nivel social. Además los
estudios necesarios para llegar a ser docente son muy amplios y sólo los
mejores llegan a ocupar los puestos de trabajo. Esto hace que el que consigue
este propósito está verdaderamente motivado para ello, pues ha tenido que
esforzarse para conseguirlo y además aumenta el reconocimiento de la profesión
en la sociedad.
- Vinculación de la familia en el proceso educativo
La familia
finlandesa es realmente partícipe del desarrollo educativo de su hijo. Existen
facilidades laborales para que los padres estén en contacto con el centro
escolar, cuentan con un sistema electrónico de comunicación entre padres y
profesores y existe la posibilidad de que los progenitores acudan a ver cómo se
desarrolla una clase. Además, la jornada de trabajo es más corta y existen
permisos de paternidad amplios para que los padres desarrollen parte de la
educación de sus hijos, sobre todo en lo que aprendizaje de valores se refiere,
en casa.
Como
conclusión final a este trabajo de comparación de sistemas educativos diré que,
el cambio en materia de educación no es un cambio que dependa de los
profesores, ni de las familias, ni de los alumnos, ni siquiera en exclusiva del
sistema educativo. Se trata de un cambio social a largo plazo. Debemos, todos
los que conformamos la sociedad, hacer balance, entender que la educación no
supone una mera adquisición de conocimientos, si no que implica el desarrollo
integral del individuo para su inclusión en la sociedad. Para saber moverse en
ella y mejorarla. Porque no olvidemos que las personas que ahora se están
desarrollando serán las que, el día de mañana, conformen esa sociedad.
En relación a este tema, es interesante el documental de Salvados del 03.02.13 "Cuestión de Educación".
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